El Pueblo Mágico de Tlayacapan cuna del chinelo, celebra su carnaval 2025 del 2 al 4 de marzo. Una de las fiestas más representativas ...
Inicia
01 de Marzo 2025
Finaliza
04 de Marzo 2025
En Tlayacapan, Morelos
La esencia de un pueblo se revela en sus tradiciones, y pocas celebraciones logran capturar el espíritu de una comunidad como el Carnaval de Tlayacapan. Este 2025, Soy Puro Mexicano tuvo el privilegio de sumergirse en la vibrante energía de este evento que, año tras año, transforma las calles empedradas de este pintoresco pueblo mágico, ubicado en la región noreste del estado de Morelos, México; en un escenario de color, música y tradición. La experiencia fue una mezcla de emociones y sensaciones que reflejan siglos de historia y el latir profundo de una cultura que por mucho permanecerá.
Un arranque lleno de historia y devoción
Desde el primer momento en que arribamos a Tlayacapan, supimos que estábamos a punto de presenciar algo extraordinario, ya que este bonito municipio se transforma durante estos días en un escenario vibrante, donde la música, el baile y la alegría se apoderan de cada rincón. El aire olía a flores y se respiraba fiesta, mientras que el imponente exconvento de San Juan Bautista, tal cual testigo silencioso de la historia del lugar, nos recibía y nos invitaba también a presenciar la fiesta de carnaval. El murmullo de la gente, las risas de los niños y el sonido de los cohetones creaban una sinfonía y armonía en el ambiente que solo podía significar el comienzo de algo grandioso.
Las celebraciones previas del carnaval comenzaban el día sábado primero de marzo, con el huehuetzin, una tradición cultural que hace alusión al origen del Chinelo. Donde "Los Huehuenches" que son los pobladores caracterizados con ropas viejas y máscaras, hacen el jolgorio, recorriendo alegres las calles del municipio y danzando al ritmo de los sones de la banda de viento. Herederos de una gran historia que a continuación compartimos.
El nacimiento de la celebración, una rebelión que se convirtió en tradición
El origen de los Chinelos, emblema indiscutible de las festividades en Tlayacapan y en otras regiones de Morelos, es una historia de resistencia y creatividad popular que se remonta a finales del siglo XIX. Según datos históricos, todo comenzó en 1870, cuando un grupo de habitantes nativos de la comunidad y que laboraban en las haciendas de los invasores extranjeros, cansados de la exclusión en las festividades de carnaval, decidió tomar las riendas de su propia celebración. Marginados de las fiestas organizadas por la élite española, este grupo encontró en la burla y la improvisación una forma de expresión y protesta.
Con ropa vieja, pañuelos o mantas cubriendo sus rostros, salieron a las calles para disfrazadamente protestar con chiflidos, burlas, gritos y brincos. La escena fue una mezcla de sátira y desafío que no solo atrajo la atención de otros habitantes del pueblo, también sembró la semilla, de lo que hoy es una de las más vibrantes tradiciones de la cultura morelense. La espontaneidad y el éxito de esta primera manifestación llevaron a que la hazaña se repitiera al año siguiente, consolidándose como una celebración anual que con el tiempo fue adquiriendo ritualidad y simbolismo.
Así nació el personaje de "Huehuetzin", una palabra náhuatl que significa "viejito o persona que se viste de ropas viejas". Esta figura, que inicialmente era una expresión de irreverencia y burla hacia los españoles, fue evolucionando con el paso de los años. Para reforzar la sátira, las máscaras que cubrían los rostros de los danzantes, comenzaron a incluir barbas puntiagudas y rostros blancos, una referencia directa a los rasgos físicos de los invasores europeos.
Conforme la danza fue ganando popularidad, el movimiento característico de los Chinelos — el balanceo rítmico de las caderas y los hombros — inspiró el nombre "Tzineloa", palabra náhuatl que alude precisamente a ese peculiar movimiento corporal. Este término derivó en el nombre que lo hoy conocemos como Chinelo. Cabe aquí señalar, que Tlayacapan se distingue también por un rasgo muy peculiar, y es el falsete del Chinelo. Ya que, a diferencia de sus contrapartes en otras regiones, el Chinelo Tlayacapense no solo baila y brinca, sino que también habla, se dirige al público con una voz aguda y misteriosa que resuena en las calles empedradas.
De esta forma, lo que comenzó como un acto de resistencia y exclusión, se transformó en un símbolo de identidad y orgullo. Los Chinelos no solo encarnan la capacidad de un pueblo para convertir la marginación en arte, sino que también representan la fusión entre las raíces indígenas y las influencias coloniales. Cada brinco, cada máscara, cada traje bordado con esmero es una afirmación de continuidad cultural, una forma de recordar que la historia y la identidad de un pueblo se bailan y se celebran.
Hoy día, la danza de los Chinelos no solo es una tradición; es una declaración de resistencia y pertenencia. El Carnaval de Tlayacapan y sus Chinelos nos recuerdan que las fiestas son también espacios de memoria, de identidad y de afirmación cultural.
En cada salto y en cada nota del tambor y las trompetas, resuena la voz de aquel grupo que, en 1870, decidieron que la exclusión no sería el final de su historia, sino el inicio de una tradición que hoy es símbolo de orgullo y unidad.
Los Autores, el alma creativa detrás del Carnaval de Tlayacapan
Como hemos visto, el Carnaval de Tlayacapan tiene amplias raíces que se hunden profundamente en el mestizaje cultural de México. Las danzas y los rituales que hoy en día forman parte de la festividad, son una mezcla de tradiciones y sentimientos, reflejando la resistencia y adaptación de los pueblos originarios ante la imposición de la cultura europea.
Y en la actualidad, los actores que mantienen viva esta tradición son los habitantes, que, organizados en tres comparsas, nombradas: Unión (del barrio de Texcalpa o Santiago); Azteca (del barrio del Rosario) y América (del barrio de Santa Ana), correspondientes a cada uno de los barrios que conforman la cabecera municipal, desempeñan un papel crucial en su preservación y continuidad. Su labor va más allá de la organización; son los guardianes de una herencia cultural que se transmite de generación en generación.
Cada comparsa tiene sus organizadores también llamados "Autores", que son coordinados por un "Primer Autor" quien dirige la fuerza colectiva, afina el engranaje que destacará su participación y que dará vida al carnaval.
A su decir, inmensas son las satisfacciones de ser Autor, pero también muchos son los desafíos, en un mundo donde las tradiciones a menudo se ven eclipsadas por la globalización y la modernidad, ellos luchan por mantener viva la esencia del carnaval, mientras innovan para mantenerlo relevante.
Este equilibrio entre la preservación y la adaptación es un arte en sí mismo, y los autores lo ejecutan con una dedicación admirable.
Así, los Autores de las comparsas América, que este año tuvo como Primer Autor a Rosalio Rivera; Unión, con Héctor Mirafuentes como Primer Autor; y Azteca, con Gabino Sánchez también como Primer Autor, son mucho más que creadores, son custodios del alma cultural de Tlayacapan. A través de su talento, pasión y compromiso, logran que cada edición del carnaval sea un viaje inolvidable en el tiempo, celebrando la historia y vitalidad de su pueblo. Su papel es, sin duda, digno de reconocimiento y admiración
Los vibrantes jaripeos se unen a la tradición
El Carnaval de Tlayacapan no solo es un despliegue de coloridos trajes, danzas de Chinelos y música con sones contagiosos; también es una celebración de tradiciones profundamente arraigadas en la cultura rural mexicana, como lo son los jaripeos. Este espectáculo, que combina destreza, valentía y emoción, ha sido un elemento imprescindible en las festividades del estado de Morelos, donde prevalece profundamente, atrayendo tanto a locales como a visitantes que buscan ser testigos de una experiencia única.
Y es así, que, conservando esta tradición, en el marco de las fiestas de carnaval, cada año se llevan a cabo tres jaripeos organizados por el municipio, comenzando en esta edición los días jueves 27 y viernes 28 de febrero respectivamente, hasta culminar el sábado 1 de marzo como el día principal, cuando al término del jaripeo se lleva a cabo un gran baile popular.
Este 2025, la unidad deportiva de Nacatongo en Tlayacapan donde se instaló una plaza de toros portátil, se convirtió en el epicentro de la emoción y la adrenalina, y no podíamos faltar a presenciar este gran evento tan esperado en esta fiesta; por lo que acudimos al jaripeo del día sábado y observamos que, al anochecer, las calles que conducen al ruedo se llenaron de familias, grupos de amigos y visitantes que llegaron desde distintos puntos de la región para presenciar el espectáculo.
Los puestos ofrecían tacos, elotes asados, ponches y muchos más antojitos y bebidas. La seguridad era basta y se respiraba un ambiente de tranquilidad y alegría, mientras que la música de la banda que acompañaría a las montas, resonaba en el aire calentando el ambiente para el gran evento que comenzaría a las 20:00 horas, hasta concluir alrededor de las 23 horas para dar paso al gran baile, que este año tuvo la presentación del artista regional de Chuy Lizárraga.
Cuando finalmente llegó el momento, el éxtasis de la multitud fue casi ensordecedor. Los montadores, vestidos con sombreros de ala ancha, botas y chaparreras de cuero, comenzaron a prepararse detrás del cajón de monta. La tensión era palpable entre los montadores, ya que los toros llevados por la reconocida Ganadería Los Destructores de Guillermo Ocampo, eran bravos, de gran raza, tamaño y fuerza.
El jaripeo comenzó y el primer jinete entró al ruedo, presentándose para montar un toro de gran envergadura, cuyos resoplidos y movimientos bruscos anunciaban una resistencia feroz.
Ya preparado en el cajón, con una rapidez casi coreográfica, el portón se abrió y el toro salió reparando, sacudiendo con violencia su lomo mientras el montador intentaba mantenerse firme. El público contuvo el aliento mientras el montador resistía los embates del animal.
Y así, este espectáculo se repitió una y otra vez a lo largo de la jornada. Algunos jinetes caían rápidamente, otros lograban completar el tiempo y recibían el reconocimiento del público. La intensidad de cada enfrentamiento reflejaba el coraje y la preparación de los participantes, así como el respeto por la tradición.
Pudimos apreciar que el jaripeo del Carnaval de Tlayacapan es más que un espectáculo. Cada monta, cada salto del toro y cada grito de aliento del público, deja claro que el jaripeo es un reflejo de la historia y la esencia de un pueblo que, como los montadores del jaripeo, sabe mantenerse firme ante cualquier desafío. El Carnaval de Tlayacapan y sus jaripeos nos recuerdan que las verdaderas tradiciones son aquellas que resisten, evolucionan y continúan vivas en el corazón de la gente.
El brinco de Chínelo: el corazón del Carnaval
Sin duda, el punto culminante del evento fue el brinco de los Chinelos. Y el domingo fue, sin duda, uno de los momentos más esperados del carnaval, el día del primer brinco de Chinelo. El ambiente festivo comenzó a sentirse desde tempranas horas, pero fue alrededor de las 5 de la tarde cuando la magia inició. En la casa del "Primer Autor" las primeras notas de los tambores y las trompetas de las bandas comenzaron a sonar, y la multitud se concentraba para acompañar a la comparsa.
En sus barrios cada una de las comparsas hacían lo propio. Los autores empezaban a ondear las banderas que los representan, los Chinelos poco a poco aparecían con sus trajes típicos de Tlayacapan en color blanco con franjas azules, con máscaras de rostros blancos y largas barbas que evocan a los antiguos invasores españoles, y sus tres plumas en el sombrero que representan a las tres comparsas existentes. Aunque también los había con túnicas coloridas y símbolos ancestrales bordados, eran los Chinelos de otras regiones de Morelos, visitantes distinguidos, que en conjunto también disfrutaban del carnaval.
Finalmente, el Primer Autor anunciaba la salida. El sonido de la banda de viento al compás de un son, marcaba el inicio del recorrido por las calles del pueblo hacia la zona centro. El ritmo de la música era hipnótico y la energía de los Chinelos contagiaba a todos los presentes; el brinco de Chinelo, con sus movimientos rítmicos y saltos precisos marcaba el compás de la fiesta, mientras las calles se llenaban de vida, sumando en cada esquina a más y más personas que comenzaban a vibrar y brincar al ritmo del son de Chinelo.
Maravilloso también fue observar cómo el carnaval une a todas las generaciones, niños pequeños imitaban los pasos de los Chinelos mientras que adultos mayores, tal vez ya sin fuerza para brincar, observaban con una mezcla de orgullo y nostalgia, pero con gran alegría, el saltar de los jóvenes Chinelos. Las familias enteras participaban activamente en las comparsas o se alineaban a lo largo de las calles para apoyar a los danzantes. Este es un evento que trasciende, una reafirmación de identidad y una celebración de continuidad cultural que por generaciones existirá.
La conexión entre las comparsas y el público era palpable; una especie de entendimiento tácito que hablaba de raíces compartidas y de una historia común que contagiaban a los presentes, que, de todo México y varias partes del mundo, se daban cita en Tlayacapan para disfrutar del carnaval. A medida que avanzaba el desfile, las comparsas se dirigían hacia el centro del pueblo, donde continuaría el brinco alrededor de la plaza, y tendría lugar la donación y entrega de banderas, un acto solemne que representa la continuidad de la tradición y el respeto por los valores entre la comunidad.
Así, la plaza central de Tlayacapan se convirtió en un escenario vibrante de color y música. Las banderas ondeaban con orgullo, mientras los Chinelos y los visitantes brincaban al ritmo de la banda. Las comparsas desfilaban, entrando una a una a la plaza principal, hasta situarse un momento frente al recinto de la presidencia municipal. La primera en entrar fue la comparsa Unión para recibir del titular Pedro Antonio Montenegro, la bienvenida y la entrega de una bandera por parte del ayuntamiento. Seguida de la Comparsa América, y por último, la comparsa Azteca hizo su arribo para recibir lo propio. De igual manera, otros miembros de la comunidad hicieron también entrega de banderas a las comparsas
La donación y entrega de banderas en el centro del poblado fue un momento muy emotivo y de gran simbolismo, en el que las comparsas, la comunidad y la representación municipal consolidan su unión y su compromiso con la tradición y la identidad de Tlayacapan.
Posteriormente, continúo la fiesta del brinco de Chinelo a todo ritmo, la noche cayó y entre risas, baile y música, el día dejaba una sensación de armonía, comunidad y unión que solo una celebración de este nivel puede generar.
Música, recorridos y más brinco
El lunes comenzó temprano, con el recorrido de las banderas a las 7 de la mañana. Aunque por la hora no asisten muchas personas, los organizadores acompañaron a las banderas en un acto solemne y cargado de simbolismo. Al finalizar el recorrido, familias locales ofrecieron un desayuno para todos los presentes, una muestra más de la hospitalidad y calidez de la comunidad de Tlayacapan.
La fiesta comenzó alrededor de las 11 de la mañana, cuando dio inicio el tradicional recorrido musical. Destacados grupos versátiles, colocados sobre plataformas de camiones, que remolcaban plantas de luz, comenzaron a tocar mientras avanzaban por las calles del pueblo. Delante de los vehículos, la banda de viento marcaba el ritmo para el brinco de Chinelo que recorría cada uno de los barrios de Tlayacapan.
En cada parada, las familias recibían con bebidas a las comparsas, los Chinelos, los músicos y las personas que los acompañaban, ofreciendo un respiro antes de continuar con la fiesta. En promedio, cada grupo musical tocaba tres o cuatro melodías en cada parada, y la energía nunca disminuía. Las comparsas América, Unión y Azteca realizaban este recorrido de manera simultánea, cubriendo toda la cabecera municipal y asegurándose de que ningún barrio quedara fuera de la celebración. Las agrupaciones participantes este año en el recorrido del lunes 3 de marzo fueron, por parte de la comparsa América, la Orquesta 69, y en los sones la Banda de Tlayacapan; La comparsa Unión presento a Par-Chiss y su Grupo del Mar, y en los sones La Banda Kordillera; Y la Comparsa Azteca tuvo en el recorrido a Kiki Band Orquesta y en los sones a la Banda de Tlayacapan Brigido Santamaría.
Por la tarde, alrededor de las 17 horas, las comparsas volvieron a salir hacia el centro del pueblo para realizar la tradicional "formación". En este acto, los Chinelos entran al kiosko del centro en pareja, rodeándolo mientras las banderas de las comparsas se extienden al viento. El espectáculo de colores y movimientos fue impresionante, y el público acompañó bailando, con aplausos y gritos de emoción.
Ya por la noche, se llevó a cabo una "audición" en la que los grupos musicales de este año año: Master Kumbia; Grupo Aroma; y Par-Chiss y su Grupo del Mar, ofrecieron un espectáculo para cerrar el segundo día del carnaval.
El gran cierre del carnaval
El martes, el ambiente de celebración continuó desde temprano. A las 7 de la mañana, las banderas volvieron a salir acompañadas por los organizadores. Nuevamente, las familias ofrecieron el desayuno para todos los presentes, en un gesto que refleja la generosidad y unión de la comunidad.
El recorrido musical y el brinco de Chinelo se llevaron a cabo en una dinámica similar al lunes, pero con una diferencia de que este día, las comparsas solo recorrieron las calles de sus respectivos barrios. Participaron en este día de recorrido con la comparsa Unión Los Bybys, y la Banda Kordillera. Con la comparsa Azteca Arturo Jaimes y Los Cantantes, y la Banda de Tlayacapan Brigido Santamaría. Y la comparsa América presentó Al grupo Los del Kañia, y la Banda de Tlayacapan.
Por la tarde, se realizó una última formación en el centro del pueblo, donde los Chinelos y las banderas ofrecieron un espectáculo lleno de energía y emoción. Este acto simbolizó el cierre de los recorridos y la consolidación del compromiso de las comparsas en esta histórica tradición de carnaval.
El momento culminante llegó por la noche, con el baile de cierre celebrado en la cancha deportiva municipal. Las comparsas Unión, América y Azteca organizaron un evento espectacular en el que se presentaron grupos musicales de renombre como Los 2 de la S, Aarón y su Grupo Ilusión y Los Bybys. El ambiente fue de euforia y alegría, con cientos de personas bailando y cantando hasta altas horas de la noche, cerrando así con broche de oro su gran festejo de carnaval 2025. La energía colectiva reflejaba el éxito de una celebración que, año tras año, fortalece el orgullo y la identidad de un hermoso pueblo lleno de maravillosas personas.
Los Rostros del Carnaval Tlayacapan 2025Sabores y aromas que cuentan historias
Además de la danza y música, el Carnaval de Tlayacapan también es una fiesta para el paladar. Hay diversos restaurantes para todos los gustos y en cada esquina, los puestos de comida ofrecían un abanico de sabores que reflejan la riqueza gastronómica de la región. Probamos diversos platillos, pero especialmente nos cautivó el sabor de un cálido lugar donde probamos una exquisita cecina, y que particularmente les deseamos recomendar acudan cuando visiten Tlayacapan y no solo en fechas de carnaval.
Se trata de "Los 3 Hermanos". Un lugar de gran historia y tradición, en donde definitivamente recomendamos comer cuando se visita este lindo pueblo mágico. Podrás deleitarte con unos riquísimos sopesitos o taquitos de suave cecina o longaniza acompañados de sus nopalitos, queso y crema, entre otros muchos antojitos, desayunos y comidas.
Y también hay para llevar. ¡No te lo puedes perder! disfruta en un limpio y bonito ambiente con una bella atención familiar. Los encuentras en: Carretera Oaxtepec-México esquina con Lerdo de Tejada en el Barrio de Texcalpa.
Por otra parte, una noche no pudimos resistirnos a probar unos ricos taquitos, y para ello, nos encontramos con "El Sombrerito" una popular taquería muy conocida en el municipio, donde se come delicioso, a la par de una cálida atención de sus propietarios. Visítenla también cuando viajen por Tlayacapan, es céntrica y fácil de encontrar.
La hospitalidad de la gente de Tlayacapan es quizás uno de los aspectos más memorables del carnaval. Cada sonrisa, cada invitación a una bebida o un plato de comida, reflejaba el espíritu acogedor y festivo que define a esta comunidad.
Un descanso durante el Carnaval
Si algo caracteriza al Carnaval de Tlayacapan es su intensidad: días llenos de música, danzas, colores y momentos que se quedan grabados en la memoria. En medio de esta vibrante experiencia, encontrar un lugar cómodo y acogedor para descansar y recargar energías es fundamental. Durante nuestra visita al Carnaval de Tlayacapan 2025, el equipo de la Revista Soy Puro Mexicano se hospedó en el Hotel La Renacuaja, y no podemos dejar de mencionarlo como una posible opción para tu estancia y disfrutar al máximo de esta festividad, o en cualquier momento del año.
¡Gracias Tlayacapan!
Finalmente, desde la Revista Soy Puro Mexicano, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al Gobierno Municipal de Tlayacapan, por todas las facilidades otorgadas para llevar a cabo la cobertura del Carnaval de Tlayacapan 2025. Gracias a su apoyo y colaboración, pudimos documentar y ahora compartir con nuestros lectores la magia, tradición y alegría que hacen de este carnaval una celebración única en México.
El Carnaval de Tlayacapan es una manifestación cultural que enorgullece a todo el estado de Morelos y a México entero. La organización impecable por parte las comparsas Unión, América y Azteca, en conjunto con el apoyo del gobierno local, permitió que tanto habitantes como visitantes disfrutaran de una fiesta llena de color, música y tradición. La seguridad, el orden y la calidez con la que se llevaron a cabo los recorridos, las formaciones y los bailes, reflejaron el compromiso y amor por preservar y fortalecer estas tradiciones ancestrales.
¡Gracias también comparsas por sus atenciones, por abrirnos las puertas de su casa Tlayacapan y permitirnos formar parte de esta fiesta tan especial! Estamos seguros de que el Carnaval de Tlayacapan seguirá siendo un referente de cultura y tradición para las futuras generaciones.
Más que un carnaval, un símbolo de identidad
El Carnaval de Tlayacapan 2025 fue mucho más que una celebración; fue un recordatorio del valor de las tradiciones y del espíritu comunitario que define a este pueblo mágico. Esta visita nos permitió ser testigos de la fuerza y pasión que caracteriza a la gente de Tlayacapan.
Desde el primer brinco de Chinelo hasta el último acorde del baile de cierre, el carnaval fue una manifestación de historia viva, donde las raíces se entrelazan en una danza que trasciende el tiempo. Tlayacapan, nos muestra que las tradiciones no solo deben conservarse, sino vivirse con pasión y orgullo.
Invitamos a todos nuestros lectores de Soy Puro Mexicano a no perderse la oportunidad de vivir esta experiencia única el próximo año, y a sumergirse en la magia de una celebración que refleja el alma de México y te encuentra con la esencia de Lo Que Te Hace Ser Mexicano ¡ Hasta pronto, Tlayacapan, nos vemos en la próxima edición!
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