Xochimilco, corazón vivo de la Ciudad de México, volvió a latir con fuerza el 1 de noviembre de 2025. Bajo un cielo que se tiñó de cohetes, luces y recuerdos, la comunidad celebró con fervor la duodécima edición de la Calavereada, una tradición que nació de la fe, el brinco y el amor a los que ya no están.
Organizada por la Comparsa de Chinelos “Un Brinco de Fe” —pionera y guardiana de esta costumbre—, el evento reunió a familias, barrios y comparsas en un recorrido lleno de color, música y homenajes que reafirma cada año el alma colectiva de Xochimilco.
El origen y el sentir de la tradición
Durante más de una década, la Comparsa Un Brinco de Fe ha encabezado esta calavereada en el centro de Xochimilco, dando vida año tras año a una costumbre que se arraiga entre los barrios y pueblos circundantes. En 2025 se conmemora su edición número 12, lo que habla de la fuerza con la que esta manifestación cultural ha logrado integrarse al tejido social local.
La calavereada encuentra su esencia en el sincretismo: por un lado, la solemnidad del día de recuerdo —el Día de Muertos —, por otro, la alegría explosiva del baile de chinelo, la música de banda de viento, el son que invita al brinco y al contagio. En este equilibrio reside su poder: honrar a quienes partieron, sí, pero también celebrar que seguimos juntos, que esa memoria se danza, se comparte, se vive en comunidad.
Un abrazo entre barrios
Desde las 15:00 horas, la jornada comenzó, con la apertura de una ofrenda monumental cuidadosamente preparada por la Comparsa Un Brinco de Fe, en la Plazuela del Barrio de San Pedro, espacio desde donde partió el contingente a las 18:00 horas. Este año, la temática giró en torno a la Revolución Mexicana, por lo que muchos integrantes de la comparsa, acompañantes y espectadores desfilaron con atuendos alusivos a este hito histórico, fusionando lucha social con celebración popular.
Durante más de seis horas, el cortejo atravesó los barrios centrales de Xochimilco en un andar ritual y festivo. Acompañado por una vibrante banda de viento que entonaba sones tradicionales, el grupo hizo seis paradas simbólicas:
- Plazuela del Barrio de San Pedro (donde se realizó una proyección visual de homenajes y agradecimientos).
- Plazuela del Barrio de Belén.
- Mayordomía del Niño de Belén, con la familia Bautista Garcilazo.
- Catedral de San Bernardino de Siena.
- Plazuela del Barrio de San Juan.
- Plazuela del Barrio de San Antonio.
- Finalmente, la Plazuela de la Rotonda o del Chinelo – frente al Embarcadero Fernando Celada – donde se vivió el gran cierre.
En cada punto, la comparsa hizo su aparición, la banda tocó, los asistentes brincaron al ritmo del son de chínelo, y las familias esperaban con sus “calaveritas” tradicionales y hospitalidad para compartir dulces y recuerdos.
El jolgorio, fiesta, memoria y reclamo simbólico
El punto culminante de la noche fue en la Plazuela de la Rotonda o Del Chinelo, frente al Embarcadero Fernando Celada. Allí, la noche se convirtió en fiesta: baile colectivo al ritmo del brinco de chinelo, música en vivo, castillos y toritos pirotécnicos.
Pero hubo un momento que trascendió lo festivo. En medio de la algarabía, los asistentes colocaron una figura gigante de chinelo, hecha artesanalmente por manos locales, en el lugar donde antes se alzaba una icónica escultura de bronce del chinelo, retirada repentinamente y sin explicación hace unos meses por la administración actual de la alcaldía Xochimilco. Este acto fue más que simbólico, fue una declaración colectiva de identidad, un poderoso mensaje del pueblo: el deseo ferviente de recuperar este símbolo de una tradición que, por años, ha dado identidad a Xochimilco.
Comunidad, identidad y alegría compartida
Uno de los aspectos más hermosamente evidentes de la calavereada fue la presencia de los diversos barrios de Xochimilco y pueblos aledaños, con sus comparsas emergentes que han nacido gracias al impulso de Un Brinco de Fe. No es ya un evento exclusivo de una agrupación, sino un tejido social en expansión: barrios que se suman, familias que se preparan, generaciones que bailan juntas.
La música de banda de viento — sello distintivo del chinelo en esta región — se convirtió en hilo conductor. El brinco del chinelo es gesto, rito, celebración. Y al mismo tiempo, el recorrido por las plazuelas se transformó en una ofrenda colectiva: cada parada, cada dulce ofrecido, cada aplauso a bailarines, era un reconocimiento al pasado y una invitación al presente.
¿Por qué importa esta tradición?
En tiempos donde la globalización tiende a homogeneizar, ver que una tradición como la calavereada de Xochimilco se mantenga, se renueve y convoque a tantas personas, es una victoria de la identidad cultural. Aquí, en este rincón de la Ciudad de México, se recuerda que la muerte no es el final, sino un puente para el recuerdo. Y se recuerda también que la tradición puede tomar cuerpo en la danza, en la música, en el acto de compartir.
Al festejar bajo la temática de la Revolución Mexicana, se agregó además un valor reflexivo: recordar que las raíces de México están en la lucha, en la comunidad, en la resistencia. Y bailar, reír, dar gracias por los que ya no están, es también honrar esa herencia.
¡Que viva la tradición en Xochimilco!
La Calavereada 2025 de Xochimilco fue mucho más que un recorrido: fue un acto de identidad, memoria y celebración. Fue la suma de generaciones que danzan juntas, de barrios que se hermanan, de música que impulsa el alma. Y sobre todo, fue prueba de que la tradición no es solo lo que se mantiene, sino lo que se vive, se comparte y se hace vibrar.
Desde Soy Puro Mexicano, tuvimos el honor de acompañar a la Comparsa de Chinelos Un Brinco de Fe y presenciar de cerca ese brinco del chinelo que resuena en los adoquines de Xochimilco, en los corazones de sus habitantes y en los pasos de todo aquel que quiso sumarse. Que esta noche quede grabada no solo en fotografía, sino en la memoria colectiva —como se hace con las flores de cempasúchil que iluminan la ofrenda— y que el ritmo siga latiendo año tras año. Porque aquí, Soy Puro Mexicano no es solo una gran frase: es una forma de caminar, bailar y recordar juntos. ¡Que viva la tradición en Xochimilco!
Fotos del evento en la Comunidad Soy Puro Mexicano
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